Cuando los creadores del buscador Google nos lo presentaron, dijeron que su objetivo fue “hacer accesible toda la sabiduría del mundo; accesible a cualquiera de una manera fácil, rápida y gratuita”. Nos hacían ver tan lejana la época en la que se leía en rollos, legajos, códices y todo tipo de escritos realizados por amanuenses; la imprenta nos permitió el libro impreso que facilitó el acceso al saber de una forma entonces inusitada, pero esto es asombroso. Y cuando parecía que no podría ser mejor, aparece la inteligencia artificial que además de concentrar información, crea contenidos correlacionándola. La “sabiduría del mundo” está hoy dentro de nuestros teléfonos inteligentes. Nunca tan cercana, nunca tan completa, nunca tan fácil.