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Comunicado del Rector

Julio, 2022

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Recorrer Europa Occidental es reencontrarte con raíces profundas y tener un sentido de pertenencia a una cultura que plantea con renovada inquietud la duda sobre nuestro origen: de dónde venimos es una pregunta difícil, aunque indispensable para saber a dónde vamos; hay una mezcla de godos, romanos, griegos, galos, árabes, turcos, germanos y demás grupos étnicos que se fundieron para dar lugar a los países actuales.

Pero lo que más llama la atención es la síntesis de las tres culturas más importantes que modelaron al continente. Por una parte los griegos que aportaron una cultura riquísima y el pensamiento filosófico en todas sus áreas luego de mejorar la sabiduría oriental y crear instituciones que aun hoy sobreviven en Occidente. Luego Roma con ese poder civilizador que admiramos: magnas construcciones, calzadas y ciudades que han quedado como testimonio de la grandeza de este pueblo que dominó el mundo por varios siglos.

 
CDMX a 3 de julio de 2022

Estimada comunidad IEE:

París, Francia a 1 de julio de 2022

Estimada comunidad IEE:

Recorrer Europa Occidental es reencontrarte con raíces profundas y tener un sentido de pertenencia a una cultura que plantea con renovada inquietud la duda sobre nuestro origen: de dónde venimos es una pregunta difícil, aunque indispensable para saber a dónde vamos; hay una mezcla de godos, romanos, griegos, galos, árabes, turcos, germanos y demás grupos étnicos que se fundieron para dar lugar a los países actuales.

Pero lo que más llama la atención es la síntesis de las tres culturas más importantes que modelaron al continente. Por una parte los griegos que aportaron una cultura riquísima y el pensamiento filosófico en todas sus áreas luego de mejorar la sabiduría oriental y crear instituciones que aun hoy sobreviven en Occidente. Luego Roma con ese poder civilizador que admiramos: magnas construcciones, calzadas y ciudades que han quedado como testimonio de la grandeza de este pueblo que dominó el mundo por varios siglos.

Finalmente, el cristianismo, que desde el Edicto de Tesalónica del emperador Teodosio pasa a ser religión oficial del Imperio Romano, convirtiendo un culto proscrito en épocas de Nerón y Diocleciano en el único aceptado. Y entonces vendrá esa expansión en toda Europa: lo mismo se convierten gitanos que galos; vikingos que germanos; godos que bizantinos. La Universidad, hospitales y la institucionalización de la caridad son algunas de las aportaciones cristianas.

Y es en esa visión que Carlomagno “crea” el continente rescatando lo valioso de la perspectiva grecolatina bajo una cristianización que generó toda una cultura teocéntrica que quizá sea difícil entender bajo la visión moderna. Encontramos catedrales bellísimas lo mismo en románico que en gótico o barroco de las que no sabemos quiénes fueron los arquitectos; todo se hacía para mayor gloria de Dios. Cualquier iglesia de poblado pequeño alberga obras de arte (pinturas, esculturas, retablos…) que acaban por llenar los ojos y las almas de los que contemplan esas maravillas surgidas de mentes y manos superiores.

No podemos olvidar los rasgos árabes que la ocupación de siete siglos dejó en lo que hoy es España, con las propias creaciones sorprendentes principalmente de la dinastía Omeya como la mezquita de Córdoba, así como muchas otras creaciones de gran valor en la zona de Andalucía, la antigua Al-Ándalus musulmana.

Surge entonces una contradicción, pues la gente de cierta edad en varias ciudades dice que desde hace tiempo el sentido de religiosidad y de vida se ha perdido, baste con ver que la mayoría de grandes catedrales europeas funcionan ahora como museos. Sin embargo, aceptan que son miles de jóvenes nacidos y criados en Europa que han sido reclutados por el Estado Islámico y han perpetrado atentados en varias ciudades bajo la Yihad o guerra santa.

Dicen que “les han lavado el cerebro”, argumento inválido; lo que ha pasado es que no han sabido darles un ideal mejor. Es sólo un ejemplo de lo alejado que estamos de los pilares originales: universidades que evitan a los clásicos en la formación de los alumnos, ética no por principios superiores sino a través de consensos democráticos, gobiernos con base en emociones y no en la razón, secularización que niega nuestra naturaleza religiosa, ideologías separadas de la realidad, libertad sin responsabilidad, sociedades carentes de sentido a pesar de su prosperidad económica.

Negar el legado grecorromano y la tradición cristiana, tan a la vista en toda Europa, es un empobrecimiento en aras del utilitarismo actual que deja grandes vacíos en las personas. La filosofía clásica afirma que la mejor forma de combatir la descomposición del ser humano no es a través del enaltecimiento de sus miserias, sino por la memoria de su grandeza. Es una buena forma de empezar.

Salvador Leaños

 

- Salvador Leaños -


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