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Comunicado del Rector

Mayo, 2023

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Presumiblemente la mejor forma de entender épocas históricas distantes es leer autores de entonces que puedan explicarnos con la sensibilidad propia de la circunstancia las motivaciones, pasiones, ideas predominantes e intereses, entre otros factores, que animaron el siempre complejo actuar humano. Ello evita el sesgo tan común de emitir juicios sobre una realidad con criterios de otra, además que nos permite acercarnos al detalle de las causas de grandezas y pequeñeces del pasado y de su gente, y acaso contrastarlo en lo que sea válido con el tiempo que nos toca vivir para diferenciar lo que cambia y reconocer lo que se mantiene.

 
Ciudad de México a 2 de Mayo de 2023

Estimada comunidad IEE:

Estimada comunidad IEE:

Presumiblemente la mejor forma de entender épocas históricas distantes es leer autores de entonces que puedan explicarnos con la sensibilidad propia de la circunstancia las motivaciones, pasiones, ideas predominantes e intereses, entre otros factores, que animaron el siempre complejo actuar humano. Ello evita el sesgo tan común de emitir juicios sobre una realidad con criterios de otra, además que nos permite acercarnos al detalle de las causas de grandezas y pequeñeces del pasado y de su gente, y acaso contrastarlo en lo que sea válido con el tiempo que nos toca vivir para diferenciar lo que cambia y reconocer lo que se mantiene.
Llamó la atención una afirmación categórica en conferencia sobre la actualidad de la educación en México: viejas formas no abren nuevas puertas, ubicando a la tecnología e inteligencia artificial en el centro del proceso educativo. El panorama se percibe como nunca antes visto, con retos que obligan a imaginar el futuro. Pero la tecnología es un medio y la educación pretende influir en los fines; no podríamos preocuparnos por mejorar el armamento sin modificar el carácter del soldado; no son los medios los que determinan los fines sino al revés. Tenemos una “Generación de Cristal” que no se avergüenza por ser considerada así, falta de liderazgo en los docentes e incompetencias y corrupciones desde la dirección que resultan en la sobreprotección del estudiantado y su falta de temple para afrontar al mundo.
Vale la pena revisar a dos autores que vivieron en la víspera de la caída de la antigua Roma para entender la visión del mundo que les tocó y, si cabe, ver algunas similitudes con el nuestro. Recordemos que Roma transitó de la monarquía a la república y finalmente al imperio, que duró alrededor de mil 200 años, y que su devenir a lo largo del tiempo se caracterizó por un constante crecimiento que obligó su división en Occidente y Oriente para ser administrada; por un orden en leyes e instituciones que son el origen de los que conocemos en la actualidad; por una formación de mujeres y hombres comprometidos con su patria y con el destino de la misma hasta niveles heroicos; y por una convicción clara de sus alcances y posibilidades, cualidades encarnadas en las disciplinadas legiones, institución vital.
Amiano Marcelino, quien fue un militar e historiador romano muerto en el año 400, escribió una historia de la que se conservan sus últimos libros, en los que se refiere al general Estilicón, último gran triunfador antes de la caída del Imperio Romano, como “un líder extremadamente inspirador y digno de confianza”, para luego atribuir la catástrofe final a los fallos graves en el liderazgo.
Por su parte Vegecio, consejero del emperador niño Valentiniano II, que reinó entre 371 y 392, poco antes de la derrota definitiva ante los bárbaros, explicaba que el soldado romano de su época se había ablandado; que poco antes las legiones habían pedido permiso para quitarse la armadura porque era demasiado pesada y más tarde se habían despojado también de los cascos. “El nombre de la legión de hecho se mantiene hasta este día en nuestro ejército, pero su fuerza y su sustancia han desaparecido”. Consideran “el servicio duro, las armas pesadas, las recompensas inciertas y la disciplina severa”, y prefieren darse de alta en unidades auxiliares “donde el servicio es menos penoso y tienen motivos para esperar una recompensa más rápida”, explicó Vegecio quien reconocía una mejora incesante en el armamento.
Se acabaron los buenos generales (liderazgo), se debilitó el carácter de los legionarios (la generación quebradiza de entonces), y llegaron los emperadores incompetentes y corruptos (síntoma de decadencia): con todo ello se acabó Roma Occidental y su tiempo; la tecnología siguió mejorando, pero no los seres humanos. Aquello de algo nunca antes visto sólo puede referirse a los medios, pero no al fin de la educación que es la transformación de la persona. Más que aprender la mejor y más cómoda forma de operarlo, se necesita rescatar y engrandecer al Imperio y a su gente.

- Salvador Leaños -


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