“No es lo mismo ser una persona que educa que ser un educador, el primero puede confundirse, el segundo tiene una vocación clara; se realiza en su misión”.

Guadalajara, Jal. a 5 de abril de 2021

Estimada comunidad IEE:

Después de recorrer un año peculiar, nuestra querida institución accede a su aniversario 52 en medio de un ambiente que se percibe enrarecido en la educación superior, han sido meses, los últimos, de diversos acontecimientos que nos enfrentan a una realidad más bien de incertidumbre en nuestro ámbito académico, y no precisamente por el tema de la pandemia, a la que de alguna forma nos hemos adaptado, sino a situaciones que amenazan nuestro futuro inmediato.

En el caso de las universidades públicas siguen los procesos contra algunas por la transferencia de recursos a cuentas bancarias ajenas o por remuneraciones indebidas o injustificadas que suman varios miles de millones de pesos y no tienen suficiente comprobación administrativa según la Auditoría Superior de la Federación. En el caso de la educación superior particular, tenemos una nueva Ley General de Educación Superior (LGES) que parece ejercer más bien control que alentar un desarrollo en el sector educativo, además de otras medidas francamente discriminatorias como la del Conacyt que anunció la eliminación de recursos a los investigadores del Sistema Nacional de Investigación (SNI) adscritos a universidades particulares, lo que dificulta entrar en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad, por ejemplo, y por ende al acceso a becas.

En nuestro específico ámbito fiscal, financiero y empresarial, las cosas no marchan de mejor forma. Nos ha tocado presenciar el lamentable y doloroso espectáculo de directivos y miembros de juntas de gobierno de algunas instituciones exhibidos y acusados de manejar dinero de inexplicable procedencia y oculto destino, otros que abandonaron el país ante denuncias penales, llegando hasta el extremo de  presenciar homicidios, como si nuestro sector educativo fuera parte de la mafia.

Todo ello nos pone de manifiesto la difícil y a veces agobiante tarea de ser congruentes; de aspirar a ganar pero no a cualquier precio; de ser inteligentes pero mejor buenos; de entender que la realeza es un estado del alma, no de las cuentas bancarias. Y alguien podría decir que “eso pasa en todos lados”, pero la educación es un nicho sagrado que no debemos permitir sea profanado.

Frente a la confusión de los tiempos actuales, el Instituto de Especialización para Ejecutivos, pionero en la formación de fiscalistas y con visión no sólo de una capacitadora técnica sino de institución formativa, asume el reto de seguir siendo referente y abonar para que las IES recuperen la confiabilidad. No es un tema fácil. Los más grandes espíritus flaquean, los embates desde muchos frentes son múltiples, pero es justamente cuando se pone a prueba la nobleza de instituciones y de las personas que la forman. Se trata de no distraernos de nuestra misión, de no olvidar que no buscamos la simple acumulación de conocimientos sino la transformación de la sociedad y el desarrollo de las fuerzas que mantienen en cohesión a la comunidad.

Es necesario que toda nuestra querida comunidad: maestros y alumnos, empleadores y egresados, administrativos e investigadores, mostremos una elevada cultura y un espíritu superior; estamos obligados, no sólo con nosotros mismos, sino como referentes, a sobreponernos a la penosa situación social que vivimos y someternos a una ética rigurosa que ponga ejemplo y nos lleve a cumplir nuestro destino histórico en lo personal y en lo institucional. Es imperativo corresponder al máximo tributo que nos rinden: darnos su confianza.

Festejar 52 años demuestran que ética y finanzas no están en conflicto, como quieren convencernos los casos que vemos cotidianamente. No es lo mismo ser una persona que educa que ser un educador, el primero puede confundirse, el segundo tiene una vocación clara; se realiza en su misión. Queremos mantenernos como educadores que forman fiscalistas, financieros y empresarios que, parafraseando a Sor Juana, ponen riqueza en su entendimiento y no su entendimiento en la riqueza.

- Salvador Leaños -