Sin importar que tengamos gobiernos de “derecha” o de “izquierda” los vaivenes en las finanzas públicas, que no dependen de nosotros, nos afectan profundamente. La economía consiste en crear valor a través del trabajo que produce bienes y servicios para luego obtener de otros lo que necesitamos y no producimos. Hay dos maneras de crear riqueza: mediante el trabajo o bien aplicando la inteligencia sobre el trabajo, el peligro aparece al incluir como forma de generación de riqueza a la especulación. Nota: no confundir a los especuladores con empresarios, aquel núcleo súper capitalista hace años que rompió los lazos naturales entre economía y moral.

Guadalajara. Jalisco a 3 de Abril de 2023

Estimada comunidad IEE:

Estimada comunidad IEE:
Sin importar que tengamos gobiernos de “derecha” o de “izquierda” los vaivenes en las finanzas públicas, que no dependen de nosotros, nos afectan profundamente. La economía consiste en crear valor a través del trabajo que produce bienes y servicios para luego obtener de otros lo que necesitamos y no producimos. Hay dos maneras de crear riqueza: mediante el trabajo o bien aplicando la inteligencia sobre el trabajo, el peligro aparece al incluir como forma de generación de riqueza a la especulación. Nota: no confundir a los especuladores con empresarios, aquel núcleo súper capitalista hace años que rompió los lazos naturales entre economía y moral.
El mencionado peligro aumenta cuando perdemos la noción y no hablamos de beneficios: en lugar de intercambiar valor intercambiamos precios. Algunos economistas afirman que el 95% del dinero que circula en el mundo viene de la especulación; no se piensa, por ejemplo, invertir en trigo para que haya suficiente para todos, sino que especula sobre el precio que tendrá el año siguiente para entonces jugar a la oferta y la demanda, mecanismo que sólo ayuda a los pocos que controlan la situación y concentran escandalosamente la riqueza.
No hay que olvidar que el dinero es como el agua, si circula produce vida, si se estanca se pudre. Debe circular con conciencia ¿Qué podemos hacer desde nuestra humilde trinchera? En principio reflexionar cómo es posible usar el dinero: comprar (obtener cosas), ahorrar (para proyectos posteriores), donar (ayudar a los demás). Cuando lo usamos influimos en nosotros y en los demás, si pagamos algo muy barato hay un precio oculto que alguien cubre o que se traslada a la sociedad y al medio ambiente. La reflexión abarca necesariamente cómo beneficiar a los demás con el uso de mi dinero. Hay tres temas en los que urge disciplinarnos: deuda, ahorro y gasto.
Endeudarnos hoy es moda porque no nos ajustamos a nuestro ingreso. El crédito se pide sólo para producir riqueza o ganancia: comprar maquinaria, crear empresas, adquirir una casa, transacciones con las que al final habremos obtenido más valor, no menos. Nos equivocamos cuando lo empleamos en pagar cosas que no dan más valor, por ejemplo, comprar un Tesla; no adquirirlo mediante deuda te pone fuera de moda, pero libre económicamente. El crédito quita libertad en todos sentidos.
El extremo contrario es el ahorro mal entendido. Hay quienes tienen millones acumulados y siguen pensando cómo obtener más; son el miedo y la insaciabilidad los promotores de dicha conducta. Se ahorra cuando se tiene un proyecto concreto, en el resto de los casos se ayuda a los demás para crear riqueza a través de proyectos sostenibles en los que nuestro apoyo puede significar un gran cambio. No son pocos los casos en que el patrimonio que deja al morir una persona es motivo de cismas familiares irreconciliables; no vale la pena obsesionarse con la acumulación de bienes.
Así como el ahorro de cada peso no nos ayudará cuando ya no estemos, tampoco las compras compulsivas nos dan la felicidad. Intentamos solucionar nuestros problemas comprando por esa sensación de que nos falta algo, sólo que ese vacío no podemos llenarlo con cosas compradas, es como si al tener hambre te pusieras una chamarra; a más dinero y mayor consumo, más riesgo hay de distanciarnos de nosotros mismos, y estar bien con uno es lo que verdaderamente tiene valor. Que los mercados financieros no nos digan qué hacer, sino que los ajustemos a nuestras necesidades reales. Que tampoco sea el egoísmo, el miedo o vacíos existenciales los que controlen nuestro dinero, sino una visión de beneficio social.
En conclusión, aprender a usar el dinero y tomar siempre el camino del punto medio, del equilibrio, nos da fortaleza en este campo minado en el que caminamos entre especuladores, bancos, empresas gigantes, gobiernos, a los que no importa nuestra microeconomía. Conocemos más de una persona por la forma en que se relaciona con el dinero, que mediante todos los estudios psicométricos que existen.

- Salvador Leaños -