
Endofobia es un neologismo que se integra por las raíces griegas endo (dentro) y fobos (pánico), que significa aversión a las raíces propias, a la identidad cultural de uno mismo. Además de ser inoculada desde fuera del país, la endofobia es rentable en términos políticos, pero además lucrativo, porque no deja de sorprendernos la capacidad que tienen algunos para odiar su pasado, su país de origen, sus raíces.
A nivel internacional uno de los ejemplos clásicos es Hispanoamérica y por ende México y su recientemente avivado odio a todo lo español que, no obstante, junto con lo indígena forma parte del ser mexicano: llevamos en la sangre la herencia visigótica, íbera, celta y romana además de la americana prehispánica.
Puebla de los Ángeles a 2 de octubre de 2024
Estimada comunidad IEE:
Endofobia es un neologismo que se integra por las raíces griegas endo (dentro) y fobos (pánico), que significa aversión a las raíces propias, a la identidad cultural de uno mismo. Además de ser inoculada desde fuera del país, la endofobia es rentable en términos políticos, pero además lucrativo, porque no deja de sorprendernos la capacidad que tienen algunos para odiar su pasado, su país de origen, sus raíces.
A nivel internacional uno de los ejemplos clásicos es Hispanoamérica y por ende México y su recientemente avivado odio a todo lo español que, no obstante, junto con lo indígena forma parte del ser mexicano: llevamos en la sangre la herencia visigótica, íbera, celta y romana además de la americana prehispánica.
Nos quejamos en castellano, cantamos con orgullo el ‘Cielito Lindo’ como muy mexicano, aunque haga alusión a la Sierra Morena andaluza, y practicamos la charrería con los caballos traídos del Viejo Mundo, sin embargo, pedimos a los actuales españoles que se disculpen por su intromisión en nuestra apacible y feliz vida indígena, cuando a quienes habría, en todo caso, que pedírselos no es a los que se quedaron allá en la metrópoli, sino a los que vinieron acá y son nuestros antepasados.
El último paso en este incongruente proceso de desarraigo lo inició el bolivariano Hugo Chávez, quien quitó estatuas de Cristóbal Colón y de otros conquistadores en Venezuela e inicio un proceso que cuenta cientos de monumentos colombinos desmontados en el continente, incluido el del Paseo de la Reforma de la capital mexicana. Se entiende que la masa manipulada abrace de inmediato todo lo que permita catarsis a su resentimiento social, e incluso la incongruencia de aquellos políticos y activistas que sostienen la bandera indigenista, pero acumulan operaciones estéticas para afinar sus rasgos, blanquear su piel, y tiñen su cabello para parecerse lo máximo posible a los estándares europeos de belleza -pupilentes incluidos-. Lo que no se entiende, a menos que sea un tema ideológico-político, es que las universidades sostengan falsedades para avivar una artificial lucha que beneficia a algunos cuantos.
Para no polemizar con las mexicanas y demostrar que la fobia hacia lo nuestro viene del norte, pongamos por ejemplo la Universidad de Stanford, base del Valle del Silicio en California, vital para que ese estado sea hoy el más rico de Norteamérica; si fuera un país sería la quinta economía del mundo, y fue fundado por españoles y gran parte de su pujanza la debe a los hispanos. Pues bien, esa institución tenía una calle llamada Serra Mall en honor a aquel enorme fraile franciscano Junípero Serra que fundó nueve misiones españolas en la Alta California que se transformaron luego en ciudades como San Diego, Los Ángeles y San Francisco, pero como parte de una política de reivindicación anticolonial la calle fue renombrada como Jane Stanford Way. Lo que no parece perturbar a los del comité es que el fundador de su institución, Lelan Stanford, llegó a California durante la fiebre del oro y montó su imperio con mano de obra semi esclava, en gran parte de chinos a quienes consideraba ‘desechos fecales’. Dejemos que él mismo nos explique su pensamiento: “La causa en la que estamos comprometidos es una de las más grandes en las que cualquiera puede trabajar. Es la causa del hombre blanco. Estoy a favor de ciudadanos americanos blancos libres. Prefiero los ciudadanos blancos libres a cualquier otra raza. Prefiero al hombre blanco al negro como habitante de nuestro país. Creo que su mayor bien se ha obtenido al haber colonizado todo el país con hombres blancos libres”.
El camino de la endofobia es peligroso, desconecta al pueblo de sus raíces y lo enfrenta; si dejamos de buscar agravios para victimizarnos, la aceptación de la realidad será base para construir un nuevo periodo político después de un sexenio altamente polarizador. Un inicio presidencial se alinea con el Día de la Raza, nuestra raza, veremos si eliminan los odios de su agenda, incluido el dirigido a nosotros mismos. Nuestra máxima universidad dice: ‘por mi raza hablará el espíritu’. ¡Sea!