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Comunicado del Rector

Diciembre, 2020

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Siempre será lo más importante lo que uno sea, lo que tenga en sí mismo, pues nuestra individualidad nos acompaña a todas partes, llena todo lo que vivimos y experimentamos.

 
Ciudad de México a 1 de diciembre de 2020

Estimada comunidad IEE:

Cuando el militar, político y escritor castellano Jorge Manrique (1440-1479) escribió las “Coplas a la muerte de mi padre”, nunca imaginó que una de las frases allí plasmadas se convertiría en un lema de uso constante, en un refrán popular al que acudimos cuando queremos quejarnos de nuestra vida presente: “todo tiempo pasado fue mejor”. Y en un año de pandemia, toma especial relevancia. Sin embargo, es justo decir que el tiempo es sólo una unidad de medida del movimiento que nos cambia de un espacio a otro o en calidad o cantidad. Así que, al arribar al último mes de un año que sentimos complejo en demasía, reflexionemos sobre el tiempo y el espacio. 

Diremos que el tiempo lo medimos por años, días, meses, horas, minutos, que son fracciones regulares e indistintas de tiempo, y por tanto no pueden ser buenas o malas; más bien las calificamos por lo que vivimos en ellas: hay días que trabajamos y otros que descansamos, en algunos nos suceden cosas favorables y en otros lo contrario, así que lo bueno o malo no es producto de la sucesión del tiempo, sino de nuestra experiencia personal dentro de él.

Sobre el espacio diremos otro tanto: lo ancho y lo angosto, lo espacioso y lo reducido, no se sujetan exactamente al número de metros que tengan, sino a la apreciación personal del mismo. Se califica por el modo de sentirnos en él; una persona se siente cómoda en un espacio que para otro parecería apretado, de manera que depende de alguna disposición temperamental individual.

Con estas ideas, queda claro que hay un sinfín de situaciones externas a nosotros que llenan nuestro tiempo y nuestro espacio. Siempre estamos en alguna situación, siempre vivimos el aquí y el ahora, no puede ser de otra manera: si estoy comiendo con mi familia esa es mi situación actual, mi aquí y mi ahora, como luego puede serlo ponerme a trabajar o a estudiar, transformando lo anterior en pasado. 

Sin embargo, la situación no se constituye por lo que me rodea, sino por la relación vital que mantengo con lo que me rodea, por el modo como la vivo; puedo trabajar de mala gana o con la mejor de las voluntades, pelearme con mi familia o convivir en armonía, esa decisión es de cada uno, por eso ni el tiempo ni el espacio pueden valorarse como buenos o malos, sino la experiencia que de ello hagamos nosotros mismos. No negamos que la realidad objetiva exista, lo que afirmamos es que ella no depende de mí, lo único que puedo hacer es tomarla de un modo o de otro.

Algunas personas envidian a otras por los acontecimientos interesantes que les han ocurrido, pero cuando ellas (las envidiosas) se ven en esa misma situación, no les genera el mismo significado, de tal manera que lo que en realidad deberían envidiar es la cualidad de aquellas personas para interpretar hechos, para vivir situaciones.

Una persona ingeniosa que vive penas o en soledad puede aun así divertirse con sus pensamientos y dar sentido a los pesares de la vida cotidiana, mientras que otra vive en total abatimiento y aburrimiento a pesar del cambio constante de amistades, espectáculos, viajes, diversiones. Un carácter apacible y moderado puede considerarse satisfecho en circunstancias poco favorables mientras que un codicioso y envidioso no lo hará ni aun rodeado de riquezas; dice aquel refrán que ‘el avariento ni rico ni pobre está contento’.

Siempre será lo más importante lo que uno sea, lo que tenga en sí mismo, pues nuestra individualidad nos acompaña a todas partes, llena todo lo que vivimos y experimentamos. Por ello, ahora que nos aprestamos a cerrar el año y que por lo mismo vendrán los mejores deseos y parabienes, más que anhelar que vengan mejores tiempos, hay que pedir fortaleza en nuestro carácter y gratitud para valorar lo que tenemos en lugar de reparar en lo que nos falta, para transformar las situaciones dentro del tiempo y del espacio hacia la tan necesaria felicidad, y eso es lo que les deseamos de corazón, ¡felices fiestas!

- Salvador Leaños -


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