“Pues bien, tenemos la firme esperanza que con el año que iniciamos, también arranquen los próximos 50 años del IEE en los que continuemos con esa labor de transformación social, y que sea el propio IEE nuestro campamento base donde recarguemos energías y enfoquemos estrategia para cumplir nuestra misión…”

Guadalajara, Jalisco a 2 de enero de 2020

Estimada comunidad IEE:

El año que apenas terminó fue especial, pues estuvo lleno de eventos y conmemoraciones por el medio siglo de vida que cumplió nuestro querido IEE. Y fue por ello que los viajes a través de todo el país se triplicaron para atender los festejos, y fue en ellos donde pudimos constatar varias realidades institucionales, veamos algunas: (1) la sólida presencia nacional; estamos prácticamente en todos los estados, en ciudades grandes y en pequeñas poblaciones, lo que nos ha convertido en un vehículo todo terreno; (2) la notable comunidad académica que hemos formado a través de nuestros alumnos y egresados, la mayoría de ellos con un profundo respeto por la búsqueda de la verdad, lo que no es cosa menor en tiempos de utilitarismo y defensas ideológicas; (3) y la presencia viva de nuestra institución, sí en la sociedad, como dijimos, pero también en el interior de cada una de las personas que han pasado por nuestras aulas, en quienes el IEE es parte importante de su haber y de su ser.

Y en la confección de esas realidades, paradójicamente el tiempo ha sido nuestro aliado; ese que más bien se comporta como enemigo y que hace que grandes personalidades, empresas e incluso civilizaciones, caigan en el olvido. ¿Y cómo hemos logrado hacerlo nuestro aliado? A través de la acción fecunda, de la acción continuada. Tiempo y acción han sido, pues, la combinación perfecta en la conformación de nuestros 50 años de historia.

Sobre el tiempo hay que diferenciar entre memoria y recuerdo, que no son sinónimos. Memoria es traer al presente un pasado que está muerto, que al no tener acción continuada hoy no significa nada, por eso los sentimientos que lo acompañan son de tristeza, nostalgia, añoranza. El recuerdo, en cambio, desde su etimología es diferente: viene de re (de nuevo) y corda (corazón); es traer de nuevo al corazón, es permitir que el pasado fecunde nuestro presente con sus dudas, retos, insinuaciones. En el IEE somos recuerdo para la gran mayoría que nos conoce.

Sobre la acción debemos diferenciar entre el agere y el facere latinos. Agere viene de ag que significa mover, y son las acciones que inician, permanecen y terminan en el individuo, como ver, querer, pensar, y todas las transformaciones internas; esas acciones aspiran a la prudencia. El facere son las acciones que se transfieren del individuo a su realidad exterior, como sembrar un campo, construir un edificio, escribir un libro, y todas las transformaciones que hacemos de nuestro entorno; esas acciones aspiran al arte. Ambos tipos de acciones viven en el IEE, pues formamos nosotros a las instituciones para que luego ellas nos formen a nosotros y cambiemos la sociedad siempre para mejorar. 

Y en esa descomunal labor toda la comunidad IEE tiene tareas que cumplir desde cada trinchera, para ello es necesario tener un lugar físico. Pongamos como ejemplo al campamento base de los alpinistas que pretenden llegar a la cima del Everest: ascienden al campamento uno y regresan al base, luego al dos y de regreso al base y así hasta el día que se ataque la cima. Es impensable que alguien alcance la cumbre sin la existencia del campamento base. Otro ejemplo, en este caso legado por la vieja Europa, es el concepto de ‘solar’ o ‘casa solariega’, que es en la que ha vivido una familia por varias generaciones y en la que uno o varios miembros de ella han destacado en algún ámbito social: se alimentan del prestigio del solar pero están obligados a aportarle también.

Pues bien, tenemos la firme esperanza que con el año que iniciamos, también arranquen los próximos 50 años del IEE en los que continuemos con esa labor de transformación social, y que sea el propio IEE nuestro campamento base donde recarguemos energías y enfoquemos estrategia para cumplir nuestra misión, pero también casa solariega que nos permita vivir bajo su paraguas de antigüedad y prestigio y que nuestras acciones lo acrecienten. ¡Que tengan todos un 2020 de diez!

- Salvador Leaños -