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Comunicado del Rector

Julio, 2019

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“No se trata de lamentar los tiempos que vivimos, sino de tratar de mejorarlos; no es necesario comprender los males y las flaquezas para exagerarlas con la ironía y el pesimismo, sino para corregirlas con el trabajo…”

 
1 de julio de 2019

Estimada comunidad IEE:

Todo derivó de las cifras del desempleo en el pasado mes de mayo: los medios recogieron datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y señalaron que la diferencia en el número de trabajadores registrados en el periodo de mayo de 2018 y los del mismo periodo de 2019 señalan una contracción del 88% en los empleos. El presidente se apresuró a decir que los números no eran correctos porque no consideraban a los becarios del programa ‘Jóvenes construyendo el futuro’, para que finalmente el director general del IMSS dijera que dichos becarios ‘no son empleados, porque el instituto no recauda con ellos’. Reconoció la caída en la creación de empleos pero insistió en no considerarlo un desplome.

El caso es que salieron de nuevo al rol estelar los llamados ‘ninis’, que no estudian ni trabajan. Según el INEGI son más de 20 millones quienes cuentan de 15 a 24 años y se encuentran en esa situación, es decir, alrededor del 18% de la población. Sobre sus razones, hemos leído y escuchado varias: que crecieron en un ambiente de desventaja que en muchos casos se hizo insalvable, o que han perdido vitalidad, o de plano que tienen pocas aspiraciones.

OCC (Online Career center), la bolsa de trabajo más grande de México, realizó una encuesta en 2018 para encontrar las causas del crecimiento en este sector de la población. Las dos respuestas más altas de varias opciones fueron: la apatía (52%) y la falta de oportunidades (51%). Un empate técnico. Sin embargo, poco se ha explorado sobre la formación del carácter de los jóvenes, pues para nadie es un secreto que los obstáculos para algunos son oportunidades de desarrollo para otros; para los primeros son trampolines para proyectarse a nuevas alturas, mientras constituyen barreras infranqueables para los segundos. El obstáculo es el mismo; el carácter de quien lo enfrenta no, y quizá allí esté la solución.

No se trata de lamentar lo tiempos que vivimos, sino de tratar de mejorarlos; no es necesario comprender los males y las flaquezas para exagerarlas con la ironía y el pesimismo, sino para corregirlas con el trabajo; labor que inicia en el seno familiar.

En el estudio de grandes hombres que han superado apatías y falta de oportunidades a lo largo de la historia, podríamos encontrar respuestas. Y no se trata de recurrir a los personajes que son lugar común en la historia nacional o mundial, sino de los que silenciosamente han hecho gestas memorables teniendo todo en su contra. Pongamos por ejemplo al almirante Blas de Lezo.

Inglaterra vio con envidia las posesiones españolas en el Nuevo Continente y quiso meter la mano para quedarse con un pedazo, es 1741. Mandó una flota enorme para tomar la ciudad de Cartagena de Indias en la actual Colombia a cargo de Edward Vernon: doscientas naves y casi 30 mil hombres preparan el desembarco, mientras que la ciudad será defendida por solo 3 mil hombres y seis navíos. ¿Oportunidades? Casi nulas. ¿Liderazgo? El del almirante Blas de Lezo. ¿Carácter? Mucho, que baja desde el almirante hasta su reducida tropa.

Y por si el panorama no fuera ya de por sí temible, el almirante Lezo es tuerto, cojo y tiene un brazo inmovilizado, producto de las muchas batallas libradas; también fue objeto de bulliyng: le apodan Mediohombre por razones obvias. Pero ni sus carencias físicas, ni las burlas de los demás, y tampoco la magnitud del enemigo lo arredraron. Su estrategia fue impecable: no había margen de error y no cometió ninguno. Inglaterra se quedó con las manos vacías de triunfo, pero llenas con las monedas que, creyéndose vencedora, había acuñado para celebrar.

Claro que se puede argumentar que es éste un hombre extraordinario, y eso es innegable. Pero ante los obstáculos y la apatía que se señala, aspiramos a forjar el carácter para dejar de ser gente ordinaria y acceder al rango de los que van más allá. Es el momento.

Salvador Leaños

 

- Salvador Leaños -


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